Más tarde, en otro lugar llamado Colosas (que luego se llamó Konia), cuenta la historia que los paganos dirigieron un arroyo hacia el santuario de San Miguel con el propósito de destruirlo. El arcángel rompió una roca con un rayo y así redirigió la corriente. De esta manera salvó el santuario y santificó las aguas. La Iglesia Ortodoxa conmemora este evento como el Milagro de Konia el 6 de septiembre.
Debido a estos eventos, la Iglesia Cristiana primitiva asoció a San Miguel con la sanación antes que con la protección.